La valiente decisión de Chávez de sobreponerse a su dolencia para servir a su pueblo y a la humanidad es un ejemplo digno de quien ya es un héroe. Pero existió otro presidente que gobernó con grandes limitaciones físicas, lo que requirió de gran acopio de voluntad. Acerca de ello trata este trabajo.
Por Jorge Gómez Barata

Ningún ejemplo emula al del 32° presidente norteamericano: Franklin D. Roosevelt.
Debido a que la popularidad y la relevancia política se asocian a la juventud, la apariencia personal y la salud, cada día los líderes son más jóvenes, parecidos a los actores y hacen lo indecible para disimular u ocultar las imperfecciones físicas y las enfermedades; otros las enfrentan con transparencia y movidos por la vocación y la voluntad de servir a su pueblo, se sobreponen a la adversidad y con gran sacrificio, gobiernan enfermos o físicamente limitados. Ningún ejemplo emula al del 32° presidente norteamericano: Franklin D. Roosevelt.
Prácticamente inválido de la cintura para abajo, Roosevelt, uno de los más talentosos, brillantes y enérgicos de los políticos norteamericanos, el único presidente reelecto en tres oportunidades, el hombre que condujo a la nación en la época más convulsa y que para sacar al país de la Gran Depresión, confrontó a los monopolios, concibió el New Deal e involucró al estado en la economía, lidió con Hitler y Stalin y condujo la coalición antifascista vencedora en la II Guerra Mundial, fue físicamente el más frágil de los presidentes norteamericanos.
Único heredero de una acaudalada y aristocrática familia neoyorkina, amante de los deportes, la buena mesa y las mujeres, Roosevelt fue Senador a los 28 años, Secretario de Marina del presidente Woodrow Wilson, cargo que ocupó durante la Primera Guerra Mundial y desde el cual contribuyó a la elevación del poderío militar norteamericano, en 1921, con 39 años contrajo la poliomielitis, una devastadora e incurable enfermedad que lo apartó de la política y lo dejó prácticamente paralitico.
Cuando nadie lo recordaba, siete años después retornó, postulándose para gobernador de Nueva York obteniendo un impresionante éxito y contra todo pronóstico, en 1933 fue nominado candidato por el partido Demócrata ganando la elección, éxito que repetiría en 1937,1941 y 1945. El único presidente norteamericano graduado en arte fue también un luchador incansable contra la adversidad que, de por vida, lo privó de la salud.
Cuando se convenció de que los médicos y la fisioterapia no podían ayudarlo, acudió a los ingenieros y mecánicos, que crearon para él torturantes artefactos metálicos que, aunque ocasionándole intensos dolores, le permitían mantenerse en pie, aparentar que estaba erguido y rotar el torso, movimientos que debía ensayar durante horas. Raras veces se le vio en sillas de ruedas o con muletas.
Fuente: http://www.cubasi.cu/