En este Día de las Madres, que con tanto amor celebramos todos, los que la tenemos y los que la perdimos, les dedico este poema de Martí a su madre que tanto amó. Nadie mejor para homenajearlas que ese hombre que amó tanto la naturaleza femenina, el que dijo de ellas: «De todas las penas de este mundo cura, y de todas las heridas del bien obrar la estimación de los hombres verdaderamente buenos; pero con ella misma es incompleta la victoria cuando no se mueve el corazón de la mujer. Él es la medicina; él es el milagro; él es el triunfo».
Mi Madre
Madre del alma, Madre querida,
son tus natales, quiero cantar;
Porque mi alma, de amor henchida,
aunque muy joven, nunca se olvida
de la que vida me hubo de dar.
Pasan los años, vuelan las horas
que yo a tu lado no siento ir,
por tus caricias arrobadoras
y las miradas tan seductoras
que hacen mi pecho fuerte latir.
A Dios yo pido constantemente
para mis padres vida inmortal;
Porque es muy grato, sobre la frente
sentir el roce de un beso ardiente
que de otra boca nunca es igual.
José Martí